Cualquier problema deriva, en primer lugar, de la desconexión, la separación y la falta de reconocimiento entre Seres.
El perro es un Ser igual que tú y que yo. No hay diferencias.
El Ser no es la especie a la que pertenecemos: el perro es un perro, tú y yo somos un humano.
El perro y el humano tienen diferentes intereses en este mundo; el perro quiere cazar, explorar, revolcarse en el estiércol, olfatear, comer huesos, perseguir, jugar, etc. El humano quiere cantar, bailar, pintar, jugar, contemplar cosas bonitas, etc.
En cambio, el Ser de ambos es exactamente igual y quiere lo mismo: felicidad, inocencia, alegría, paz, tranquilidad, amor, confianza, amistad, igualdad, conexión, etc.
Por lo tanto, detrás de los diferentes intereses que tenemos entre perros y personas, existe el mismo Ser y queremos lo mismo: ¡SER!
Cuando el humano piensa que el perro es inferior en algún aspecto, deja de reconocerlo. No deja al perro Ser perro y eso genera conflicto y desequilibrio.
Cuando queremos que el perro nos obedezca porque pensamos que nosotros tenemos razón, somos mejores o creemos que debemos tener el poder y el control sobre ellos, estamos pensando que el perro es un Ser inferior. Y ya hemos entendido que esto no es así.
¿Cuántas veces te enfadas con tu perro porque quiere ser perro?
En mis sesiones recibo muchas personas que se quejan de perros siendo perros:
- «Es que huele mucho el suelo, se para mucho a oler…»
- «Es que se come las cacas de los gatos y ¡las caca humanas!»
- «Es que no me hace caso cuando está explorando o conociendo a un perro y lo llamo.»
- «¡Es que se sube al sofá!»
- «Es que hace agujeros en el jardín.»
- «Es que ladra…»
- «Es que persigue coches.»
- «Es que cuando bebe agua ensucia el suelo.»
- Etc.
Quizás hubiera sido mejor tener un humano: un hijo/a, un novio/a o un amigo/a.
¿Cuántas veces tu perro se enfada contigo porque tú quieres ser un humano?
Los humanos somos muy cabrones:
- Le molestamos poniendo la mano en su comida.
- Le quitamos el hueso que le acabamos de dar.
- Les llamamos para hacer que dejen de pasárselo bien.
- Les hablamos de forma muy maleducada cuando nos molesta algo de ellos.
- Les hacemos daño en el cuello y los llevamos de la correa como si fueran marionetas.
- Les molestamos cuando están durmiendo.
- Etc., etc., etc.
Y, si después de hacerles todo esto, los perros se quejan, entonces pensamos que son malos: ya no los queremos. Debe haber algo erróneo en ellos…
😑🤦🏼♀️
…
…
…
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…
¿Para qué quisiste un perro?
Ya te lo digo yo: para re-aprender a Ser. Aprender a perdonar y dejarte de tonterías.
Aprender a aceptar al otro tal y como es y aprender a vivir la vida sin juicio ni miedo.
El perro es tu mejor maestro si te dejas enseñar por él.
El perro es tu espejo.
No tienes que hacer nada. Solo tienes que observar y aprender.
Aprendamos a SER.